Ya es hora de aclarar este asunto de una vez por todas.
Desde que apareció la noticia de que Leon Eisenberg (médico psiquiatra y supuesto “padre del TDAH”) habría “confesado” en su lecho de muerte (¿se puede agregar más dramatismo a esto?) que el Déficit de Atención es una enfermedad ficticia, he recibido decenas de mails preguntándome mi opinión profesional al respecto.
Así que aquí está.
Respuesta corta: ES VERDAD…
El TDAH es una enfermedad ficticia.
En serio.
…
¿Por qué?
Porque NO es una ENFERMEDAD.
De hecho, ninguno de los diagnósticos oficiales en salud mental es una enfermedad en el sentido médico del término.
¿Cómo así?
Muy fácil, las enfermedades bio-médicas (como la diabetes, por ejemplo), cumplen con ciertos requisitos para ser consideradas como tales. En primer lugar tienen -casi siempre- una etiología definida (causas), se ha descrito su patogenia (las alteraciones fisiológicas), presentan un curso o evolución conocido, tienen un pronóstico y se usa un tratamiento específico para mejorarlas.
En el caso de los diagnósticos de la salud mental simplemente no se han identificado estos elementos y no hay, por tanto, consenso unánime en la comunidad científica al respecto. Por eso se les llama “trastornos” o “síndromes”, porque consisten en conjuntos de “síntomas”, que se asume son causados por alguna alteración biológica (cerebral) o psicológica.
Volviendo a la diabetes como punto de contraste con una enfermedad real:
“la prueba definitiva y el desequilibrio bioquímico es una concentración alta de azúcar en la sangre. El tratamiento en casos severos son inyecciones de insulina, lo que restituye el equilibrio del azúcar. Los síntomas desaparecen y nuevas pruebas muestran que el azúcar en la sangre es normal”… “No existe nada como un desequilibrio de sodio o de azúcar en la sangre que cause depresión o cualquier otro síndrome psiquiátrico”
-Joseph Glenmullen, Escuela de Medicina de Harvard.
Veamos ahora el caso del TDAH.
Las causas -excepto algunas variantes genéticas que contribuyen al riesgo a tener TDAH- no se conocen; los procesos y mecanismos neurobiológicos no están del todo claros; el curso es muy variable y depende de muchos factores que escapan a la biología (influencias ambientales, familiares y psicológicas); el pronóstico es incierto y el tratamiento farmacológico no revierte alguna anormalidad o alteración biológica sino que más bien mejora el rendimiento cognitivo de personas con o sin TDAH, por lo que no es específico (1).
Incluso más, ni siquiera se ha llegado a consenso en cuanto a los posibles sub-tipos de TDAH. En este ámbito, los estudios neuropsicológicos han mostrado que pueden existir muchos más sub-tipos de los que la clasificación oficial reconoce (2).
Ahora bien, lo que sí sabemos es que la probabilidad de presentar TDAH tiene más que ver con la biología y la herencia que con cualquier otra cosa.
El TDAH tiene una heredabilidad de 76% (influencia de los genes versus influencia del ambiente), lo que deja sólo un pequeño espacio para la influencia de los factores ambientales (cosas como que la madre haya fumado durante el embarazo, exposición a plomo, o algún daño ocurrido durante el parto) (3).
También hay numerosos estudios que documentan la presencia de diferencias cerebrales funcionales y anatómicas en las personas que presentan el diagnóstico de TDAH. Esto incluye regiones que se activan menos que en personas sin el diagnóstico (típicamente regiones relacionadas con la atención y la regulación emocional, como ciertas áreas de la corteza prefrontal) (1).
También se ha visto que la maduración de la corteza cerebral es más lenta en los niños con TDAH, pero que luego en la adolescencia recuperan el terreno perdido.
Este estudio, realizado por el equipo del Dr. Philip Shaw, del National Institute of Mental Health (NIMH), encontró que las regiones de la corteza prefrontal pueden tener un retraso de hasta 5 años (!) en los niños con TDAH (hay que destacar, sin embargo, que no se observó una desviación que se aparte del desarrollo cerebral normal sino solamente que la trayectoria de este desarrollo fue más lenta en el TDAH).
Ese retraso en la maduración cerebral probablemente hará que las capacidades que dependen del desarrollo de esas regiones cerebrales se vean afectadas, aun cuando después de la adolescencia esas diferencias desaparezcan.
Justamente, la corteza prefrontal es donde residen las llamadas Funciones Ejecutivas, que en el TDAH suelen presentar problemas.
Hallazgos como estos no son menores, ya que apuntan a diferencias biológicas reales, medibles y que tienen un impacto directo en el funcionamiento neuropsicológico.
Así, estas diferencias pueden afectar la adquisición de habilidades de auto-control, atención, organización, planificación, regulación emocional y un largo etcétera.
Por eso, Margaret Weiss (University of British Columbia, Faculty of Medicine) ha planteado que en los adultos con TDAH, lo más importante no es la reducción de los síntomas, sino más bien el aprendizaje de las habilidades atencionales que no lograron adquirir en la infancia (5).
Si bien los estudios apuntan en la dirección de una base biológica real para lo que actualmente conocemos como TDAH, no constituyen prueba de que el TDAH sea una enfermedad propiamente tal. De hecho no hay exámenes de laboratorio o tests con neuroimágenes (o de cualquier otro tipo) que permitan hacer o descartar el diagnóstico de forma confiable.
Y el diagnóstico depende de la presencia de un cierto número de “síntomas”, y esos síntomas no son otra cosa que conductas. Conductas que reflejan la carencia de habilidades de atención, organización, control de los impulsos, etc…
Entonces, si no es una enfermedad… ¿Qué diablos es el TDAH?
No hay una respuesta definitiva para esta pregunta, ni mucho menos consenso unánime entre los expertos.
Hay, eso sí, varias teorías científicas al respecto. No las voy a revisar ahora, pero en cambio voy a citar a F. Xavier Castellanos, de la universidad de New York, quien nos dice lo siguiente:
“Estas teorías claramente han avanzado nuestro conocimiento sobre el TDAH y han impulsado la investigación vigorosamente. Sin embargo, una consecuencia no buscada ha sido que el TDAH se ha reificado, como una realidad ontológica y psicológica, en lugar de ser considerado un constructo clínico útil” (4)
En términos simples, lo que el Dr. Castellanos nos recuerda es que de tanto hablar de “déficit de atención”, “TDAH”, o “ADHD”, asumiendo que se trata de algo concreto -como si realmente se hubieran descubierto y esclarecido sus causas, mecanismos, subtipos- lo transformamos en una “cosa” (reificación), y olvidamos que estas descripciones, teorías y modelos no son más que intentos por comprender un fenómeno que es extremadamente complejo y del que sabemos bien poco a decir verdad…
(Si quieres conocer más sobre las teorías sobre el TDAH, te invito a leer estos artículos que he escrito acá).
Varios investigadores a quienes sigo en el campo de las neurociencias y neuropsicología del TDAH han propuesto que, más que un trastorno o enfermedad, el Déficit de Atención es una condición diferente, que puede o no causar impedimentos.
¿Pero qué c#@%* (reemplace por su palabrota favorita) significa eso de “condición diferente”?
Neurodiversidad
A fines de los 90, Judy Singer (socióloga) acuñó el término “Neurodiversidad” para referirse a condiciones como el autismo, la dislexia y el TDAH.
Este concepto es una movida radical que se aparta del modelo médico tradicional de trastorno, déficit y discapacidad. Al hablar de neurodiversidad, se pone a estas condiciones en una paleta de colores similar a los conceptos de biodiversidad y diversidad cultural.
Además esto sugiere que los diferentes estilos o tipos de cableado cerebral también pueden presentar ventajas.
Piensa por ejemplo en la memoria prodigiosa de las personas que están dentro del espectro autista (nótese la diferencia con respecto a decir que “tienen autismo”) y su increíble capacidad de concentración. Desde la perspectiva de una persona con estas capacidades, el resto de los seres humanos tenemos un serio déficit de memoria, de concentración y de atención a los detalles.
En esa línea, varios investigadores han propuesto que el TDAH representa un extremo del continuo de habilidades atencionales y cognitivas de nuestra especie (Tal como una persona de 2 metros de estatura representa un extremo de la distribución normal de la talla en la población).
Veamos algunos ejemplos de como estos investigadores conciben el TDAH.
El 2012, en la tranquila y acogedora Berkeley, entrevisté a Stephen Hinshaw, director del departamento de Psicología de UC Berkeley e investigador principal del estudio más grande de seguimiento que se ha realizado en EE.UU sobre el TDAH: The Multimodal Treatment Study for Children with Attention-Deficit/ Hyperactivity Disorder (MTA Study).
En la entrevista, le pregunté su opinión acerca de la discusión sobre si el TDAH es un extremo de la variabilidad neuropsicológica humana, o más bien se trata de un trastorno causado por alteraciones o anormalidades neurobiológicas.
Esta fue su respuesta:
La respuesta es sí a las dos. Antes pensábamos que o tenías o no tenías autismo, tenías esquizofrenia o no tenías esquizofrenia. El autismo existe en un continuo a lo largo de un espectro en la población, al igual que la esquizofrenia y los síntomas psicóticos. El ADHD está exactamente en esa misma línea. Sabemos que tu capacidad de concentración, las habilidades de planificación ejecutivas, tu habilidad de inhibir una respuesta, todas existen en una curva de distribución normal. Algunas personas son muy concentradas, algunas personas son completamente dispersas; algunas personas son bastante controladas, otras entran en una habitación y se van en la dirección de cada estímulo que ven.
Todas estas habilidades existen en un continuo.
Nosotros definimos el ADHD como estar en un grado muy elevado en comparación a tus pares en muchas de esas dimensiones. Pero la predisposición subyacente está en un continuo. Sabemos que el ADHD es altamente genético. El riesgo de estar en la parte alta de la curva normal es mucho más influenciada por los genes que por el ambiente. Pero los genes no determinan que tú vas a tener ADHD. Además, tenemos que hacer un diagnóstico por razones prácticas. Los genes te ponen en un lugar dentro del continuo. Hay un gran riesgo neurobiológico, pero está en un espectro.
Por su parte, Susan Smalley PhD. (académica de la UCLA) en su artículo de 2008, Reframing ADHD in the Genomic Era, señala que:
Reencuadrar el TDAH requiere una modificación de la visión actual desde un modelo médico del TDAH a uno que refleje la neurodiversidad. Aquí la neurodiversidad se usa para reflejar la variabilidad del funcionamiento neurobiológico presente en la especie humana, el que generalmente es continuo y medible a nivel poblacional (tal como el C.I., la personalidad o los procesos cognitivos).
Las funciones neurobiológicas -medidas a nivel conductual, neuropsicológico o neurofisiológico- varían en la población debido a diferencias genéticas y a la diversidad de ambientes en los cuales los genes se expresan (desde el nivel celular al nivel cultural). A lo largo de cualquier continuo de esa neurodiversidad (por ejemplo los procesos atencionales), hay variabilidad en la población, y los extremos (modos de funcionamiento menos típicos) a menudo se asocian con discapacidad.
Así, bajo este modelo de neurodiversidad, el TDAH se reconoce como un modo “atípico” de procesamiento a lo largo de uno o más continuos. Entonces se considera un “trastorno” debido a que la discapacidad resultante puede ser lo suficientemente severa como para requerir una intervención, ya sea psicológica, farmacológica o una combinación de ambas.
Mi Posición
Yo no soy médico ni neurocientífico, sino Psicólogo Clínico, especialista en terapia para adultos con TDAH. Por tanto, lo más importante para mí es ayudar de la mejor manera posible a quienes me consultan en busca de alternativas no farmacológicas para enfrentar los problemas causados por el TDAH.
Y, en relación a estos problemas, he aquí lo más importante desde mi perspectiva:
Independientemente de las causas y los posibles procesos biológicos involucrados…
Independientemente del nombre que le pongamos al diagnóstico…
Independientemente de si los investigadores logran algún día llegar a una teoría unificada del TDAH…
Estos problemas son reales.
Estos problemas causan sufrimiento a quienes se ven afectados. Tienen un impacto innegable en la calidad de vida de las personas, deteriorando su rendimiento académico y laboral, obstruyendo su desarrollo personal, dificultando sus relaciones personales, socavando su autoestima, etc., etc., etc…
Por eso, el constructo clínico del TDAH (como dice Xavier Castellanos, ver más arriba) a mí me sirve para varias cosas:
En primer lugar me sirve para reconocer a quienes se encuentran dentro de este perfil conductual y neuropsicológico; en segundo lugar para identificar las áreas claves en las que probablemente necesitan ayuda; y, por último, para diseñar un programa clínico que apunta directamente a esos problemas, a nivel conductual (que es donde las dificultades se hacen presentes), a nivel de las habilidades que no han sido desarrolladas, a nivel de las estrategias que pueden implementarse para mejorar en todos los ámbitos.
Entonces, si estás dentro del grupo de personas que sufren por estos problemas con la falta de atención, la impulsividad, la desorganización crónica, la baja productividad y los problemas emocionales y psicológicos asociados, mi sugerencia es que busques ayuda profesional cuanto antes.
No pierdas el tiempo con la polémica sobre si el TDAH es real o no… Tú sabes que tus problemas sí son reales, por lo tanto lo más importante es buscar una solución para que puedas superarlos. Para que puedas seguir adelante con tu vida y avanzar hacia tus metas más importantes.
Y actualmente contamos con alternativas psicológicas muy efectivas para dejar atrás los problemas causados por esta misteriosa condición que hoy conocemos como Déficit de Atención.
Tu turno
Ahora que leíste todo esto, en primer lugar gracias por tu atención, y en segundo lugar te quiero pedir un favor personal.
Creo que es importante divulgar este tipo de contenido para contrarrestar la desinformación que se esparce como la mala hierba por internet. Así que si puedes enviar un mail con el link a este post a quien pudiera interesarle, o bien compartirlo en Facebook o Twitter, te lo voy a agradecer 🙂
Además no dejes de postear tus comentarios, que acá abajo es donde se generan las ideas y discusiones más interesantes en este blog.
Por último, si no estás suscrit@ a las actualizaciones del blog, ingresa tu email y suscríbete ahora. Muy pronto voy a realizar un webinar sobre el TDAH del adulto (junto con un anuncio importante y exclusivo) sólo para mis suscriptores, vía Mail.
Fuentes:
1) Arnsten, A.F.T. (2006). Fundamentals of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: Circuits and Pathways. Journal of Clinical Psychiatry, 67(8), 7-12.
2) Sonuga-Barke, E.J.S. (2005). Causal Models of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: From Common Simple Deficits to Multiple Developmental Pathways. Biological Psychiatry, 57, 1231-1238.
3) Faraone, S.V., Perlis, R.H., Doyle, A.E., Smoller, J.W., Goralnick, J.J., Holmgren, M.A., Sklar, P. (2005). Molecular genetics of attention-deficit/hyperactivity disorder. Biological Psychiatry, 57(11), 1313-23.
4) Castellanos, F. X., y Tannock,R. (2002). Neuroscience of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: The Search for Endophenotypes. Nature Reviews Neuroscience, 3, 617-628.
5) Weiss, M., Murray, C., Wasdell, M., Greenfield, B., Giles, L., y Hechtman, L. (2012). A randomized controlled trial of CBT therapy for adults with ADHD with and without medication. BMC Psychiatry,12-30.
antonio giraldo says
Hasta ahora no tengo un concepto claro, mas sinembargo sigo en su busqueda. Actualmente tomo lexapro.
Ignacio Esquivel says
Gracias por el artículo. Ha abordado aspectos que necesitaba aclarar. Sin embargo, sugeriría que los textos fueran un poco más resumidos ya que para algunos implica un graaaan esfuerzo completar la lectura. Las imágenes ayudan bastante. Esop. Saludos!
Juan Sangüesa says
Hola, Ignacio
Gracias por tu sugerencia.
En ocasiones me resulta difícil condensar y resumir ciertas ideas, aunque trato de editar mis posts sin misericordia, eliminando lo que más puedo una vez que los termino…
¡De otro modo serían el doble de largos!
Ana Licona says
Hola Juan, hola a tod@s:
Gracias por el POST, esta noticia la he leído con mi hijo hace unos días y hemos debatido y dialogado sobre esto. Creo en efecto que es una condición con la que se nace y se vive, por lo que en una medida u otra, condiciona todo nuestro ser (aprendizajes, socialización, desempeño laboral, percepción, etc…). Como bien dices, independientemente del consenso que exista, el TDAH (imagino que su nombre cambiará según avancen los estudios sobre esto) es real, existe, se tiene, y hay quienes funcionamos neurológicamente hablando, de forma diferente, a muchos ya se nos ha valorado con lo cual, desde el momento de la valoración y la confirmación las medidas para ayudarnos a nosotros mismos se tienen que tomar.
Hasta hoy, los que ya tenemos más de la media de vida, desconocíamos el manejo de esta “condición”. Gracias a muchos que se ocupan de investigar, se ha avanzado en el abordaje a nivel multidimensional del TDAH, se han logrado constatar y corroborar medios, técnicas estrategias, fármacos, intervenciones, etc. que ayudan a las personas que tienen esta condición a reducir sus barreras y problemas en todo sentido y en verdad creo que aún falta mucho por hacer.
De ahí que, sea cual sea el término final que se le dé, sé que esto existe, lo sé por que a nivel positivo y no tan positivo, las consecuencias de esas “diferencias” se viven, se sienten y más aún “te las señalan”…cosa que antes tendría mayor efecto negativo que ahora…Gracias a los avances que hay…
Saludos atentos.
Juan Sangüesa says
Gracias por compartir tu reflexión, Ana
Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Las diferencias en el funcionamiento neurológico pueden traer consecuencias negativas en muchos ámbitos y eso es algo absolutamente real…
Yo creo que ahí está el punto central (y lo que he tratado de comunicar por medio de este blog): esas consecuencias son algo que se puede manejar con las herramientas adecuadas.
No es necesario resignarse a seguir tropezando una y otra vez con los mismos obstáculos.
El cambio es posible.
Octavio says
Esta condición es realmente complicada, no se si realmente algún día pueda funcionar como una persona “normal” pero al menos estoy en proceso de aceptarla y encontrar la manera de sobrellevarla, con los menos daños emocionales posibles. saludos y muchas felicidades por este blog
Jonathan says
Lo unico normal mi estimado, es la Quinta Normal!
Saludos!
Cristy says
Buenisima la informacion y en mi opinion si es o no es una enfermedad es lo menos que importa pues a fin de cuenta los que padecemos esto sabemos que es real, traumatico y desconcertante, no tenemos culpa del cortocircuito que tenemos en nuestro cerebro, sencillamente funciona diferente y son los demas que no se adaptan a nuestras peculiaridades que son muchas, pero tambien descubrimos que aprendemos y comprendemos de manera distinta el mundo que nos rodea… Somos distinto no anormales por eso debemos nosotros mismo difundir todo lo relacionado a este trastorno que a final de cuentas somos quienes lo padecemos o vivimos con alguien que lo sufre, en mi caso mis hijos y yo lo tenemos y ha sido duro…. Felicidades Juan eres un rayo de luz en medio de tanta oscuridad desinformativa. Gracias
Maria Isabel Ampuero Poblete says
Coincido con cada palabra.
Juan Sangüesa says
Gracias por los elogios, Cristy…
Me alegra saber que mi trabajo es una contribución para ti y tu familia.
Me encanta tu expresión “somos distintos no anormales”… 🙂
FdezSastreYRojoPsiquiatras says
Simplemente remitirnos a nuestra página profesional, donde colgamos “ACLARACIONES A LAS DECLARACIONES PREMORTEN DEL DR. EISENBERG, “DESCUBRIDOR DEL TDAH”. Os esperamos en http://www.facebook.com/FdezSastreYRojoPsiquiatras
Juan Sangüesa says
¿Y qué tal si comparten algunas de esas observaciones acá para los lectores de mi blog?
Estoy seguro que estarían interesados en leer y comentar al respecto.
Jonathan says
Como siempre Juan haciendo tremendos articulos y super faciles de leer!
El gran problema creo yo esta en que la gente en su mayoria necesita ETIQUETAR las cosas y en base a esa etiqueta toma decisiones, actua, tiene un marco conductual como afrontarlo y como claro, con esto del TDAH se presenta en todos en forma distinta, caen las dudas.
Creo que lo importante aca es poder “entrenar” esa parte del cerebro que no tenemos del todo desarrollada, yo tomé el camino del Mindfulness y no pretendo jubilarme de ello.
Saludos y animoooo!!!!
Juan Sangüesa says
Excelente punto, Jonathan.
Tienes toda la razón. El problema está en las etiquetas.
La solución es no olvidar que los diagnósticos en la salud mental no son otra cosa que eso: una etiqueta que sirve a ciertos propósitos, pero no algo que define a la persona como ser humano.
Gracias por comentar
MARIU says
Hace seis semanas que comencé a ir a terapia, fui muy segura a lo que iba, decía: -Mi motivo de consulta es que tengo TDA y desearía modificar lo que hasta ahora en mi vida no ha resultado bien-, y me fui preparadísima con todo lo que he leído en estos blogs sobre el TDA, con síntomas, encuestas y con toda la información que nos has regalado con el fin de conseguir a mi orientador personal. Mi sorpresa a la segunda sesión es que la Psicólogo me dice: Sabías que el TDA es ficticio?, a decir verdad no recibí ese comentario muy abiertamente, me pareció hasta ridículo, me pregunto si no había leído lo que había escrito Leon Eisenberg, y me dice: -Sabes que era considerado el padre del TDA y él mismo escribió que el trastorno es ficticio?.
Me provocaba pararme e irme, sin haber contestado aún pensé: ¡Dios, ahora ella cree que yo estoy aquí inventándome un trastorno!, pero luego cuando me vió la intención de entrar en polémica me detuvo y me dijo: Bueno independientemente de que tengas el trastorno o nó vamos a trabajar sobre tus conductas problemas.
Ya llevo seis semanas y hasta ahora me va bien. pero creo Juan que has sido muy asertivo con este blog, creo que se lo mostraré para que en futura ocasiones no vuelva a cometer ese error. Existe, es real, lo sentimos, lo vivimos y muchos lo padecemos. Gracias, aunque estuve a punto de preguntarte tu opinión al respecto creo que ya la diste, me acabas de quitar un sinsabor, una espinita que tenía clavada desde ese día. Nuevamente Gracias.
Juan Sangüesa says
Hola, Mariu
Entiendo tu frustración, créeme…
De hecho una de las razones principales por las cuales me decidí en 2009 a crear este blog fue para crear conciencia y difundir conocimientos científicos respecto al TDAH del adulto.
Es una pena comprobar que a estas alturas todavía hayan profesionales de la salud mental que ni siquiera saben que el TDAH del adulto es una realidad.
Alfredo Gaete says
No hay duda de que el así llamado “Déficit Atencional” es una condición real, más allá de si es o no una enfermedad. Pero aclarar esto último ES relevante, al menos por lo siguiente. Cuando una condición es patológica, se acepta sin mayores reparos que, de ser posible, dicha condición deber ser corregida (“curada”). Algunos especialistas (pero no todos) piensan incluso que esto se sigue del concepto mismo de enfermedad, que la enfermedad es por definición una cosa que hay que arreglar. De ahí que, al ser catalogado como enfermedad, se nos imponga la idea de que es preciso corregir o curar o “tratar” a la persona que lo tiene. Pero como en realidad no se trata de una enfermedad, tenemos todo el derecho a plantear que cualquier intervención que haya que hacer para resolver los problemas – bien reales – asociados al TDA debe ser una intervención no a nivel de la persona, sino a nivel del contexto en que esa persona se encuentra: no una intervención médica o psicológica, sino una intervención social o cultural.
Yo soy profesor universitario. A mis estudiantes les permito ponerse de pie y moverse en clases. Cuando voy a una conferencia, encuentro discriminatorio que no haya un espacio para los que no queremos o podemos estar sentados y concentrados. Cuando estoy en una reunión larga, me espero que todos entenderán si me levanto y estiro las piernas. Aristóteles enseñaba caminando, no sé si porque no se podía estar quieto o porque veía que era un método efectivo o, quizás, porque no quería excluir del proceso de aprendizaje a los jóvenes que eran inquietos no sólo intelectualmente sino también corporalmente. La cosa es que no obligaba a sus estudiantes a aprender inmóviles, o a prestar atención sentados. Y esto es, creo, lo que la gente con TDA tiene el derecho de exigir, toda vez que su condición, por real que sea, no es una patología.
Juan Sangüesa says
Gracias, Alfredo, por comentar.
Me parece que tienes toda la razón en cuanto a la relevancia de destacar que el TDAH no es una patología y por lo tanto no hay nada que “curar” en la persona que presenta esta condición.
Creo que la mayor fuente de confusión en torno a esto tiene que ver con que el modelo médico está tan instalado en nuestra cultura que es prácticamente invisible.
También creo que tú podrías contribuir a develar este asunto de una forma que sea digerible por personas que no necesariamente tienen una formación académica en epistemología o filosofía.
Específicamente me interesa tu planteamiento respecto a los “trastornos” de salud mental como algo que estaría fuera del dominio de la medicina…
Saludos 🙂
Jorge says
Todo parte de una mala traducción y de portales de noticias que no investigan fuentes y que son amarillistas. De tomar como verdadero que el TDAH es “ficticio”, habría que aplicar el mismo criterio a casi cualquier enfermedad (a mí no me consta que un esquizofrénico “ve” cosas). La realidad que vivimos los que tenemos TDAH supera cualquier ficción escrita sobre la misma.
Saludos desde Yucatán, México.
Juan Sangüesa says
Justo, Jorge
Le diste en el clavo. Para saber la realidad del TDAH hay que preguntar a quienes enfrentan diariamente las dificultades que éste genera en la vida.
Saludos desde Los Angeles (CA)
Anna Lopez Campoy says
Me ha encantado tu blog, soy madre de un afectado diagnosticado a los 6 años ahora ya tiene 21, y también afectada de Tdah y dislexia, detectada cuando me vi absolutamente reflejada en mi hijo, entendí tantas cosas de mi vida, que me propuse trabajar para que nadie mas fuera incomprendido, y funde una asociación de padres, de eso hace ya casi 12 años.
Comparto todas tus reflexiones, y solo puedo añadir, que me da igual el nombre que le pongamos a las dificultades que padecemos , pero la realidad es que la vivimos cada día, y eso nos hace la vida muy complicada, solo cuando realmente hemos alcanzado la deseada madurez cerebral, somos capaces de encarrilar nuestras vidas, y eso nos ayuda a sobrevivir en este mundo pleno de intolerancia a esa Biodiversidad. Os dejo un enlace a la Web de la Asociación, y al Canal de Tv. internet donde cada mes intentamos mostrar la realidad el Tdah desde una visión contratada científicamente, gracias y aquí una seguidora mas agradecida de tus aportaciones.
http://www.tdahvalles.tv/
Anna
Juan Manuel says
A mi me cuesta enfocarme, organizarme y hacer cosas. Pospongo por demas y el tiempo vuela mas que nunca. Asi que, si me dicen que es ficticio, me hace enojar mucho.
Lidia says
No tengo capacidad para discutir cientificamente la existencia o no del TDAH, puedo hablar de la falta de organización, de la dificultad de encajar en el medio, de la falta de constancia para habiendo planificado el día siguiente, poder llevarlo a cabo, de las críticas , algunas bien intencionadas y otras no tanto, de tu “culpabilidad” ante las dificultades de tus hijos, y de todos y cáda uno de los “síntomas conductuales” que establecen la diferencia, por eso será que tal vez no entienda la importancia del nombre, tengo un Trastorno? No lo creo, mi vida tiene altos y bajos como cualquier otra, (reconozco que tal vez un poco mas) Tengo un Déficit? No lo creo, vivir a mi manera me ha permitido empatizar con quienes sufren, Es Atencional? cuando algo realmente me interesa no pierdo detalle, Soy hiperactiva? Cuando se es madre, esposa, ama de casa ,trabajas fuera 12 horas diarias y además intentas mantenerte medianamente formada, considero necesario el exceso de actividad. Por lo tanto, no estoy de acuerdo con el nombre que se le ha dado porque podría llamarlo xxx y me sentiría igual de feliz por haber aprendido a luchar , por haberle enseñado a mis hijos que la diferencia es necesaria, y que sólo se llega al logro, cuando se sigue a pesar de que los demás abandonan.
gracias por tu blog.
Felipe says
Creo que encasillar una “situación” con tal o cual nombre es solo un asunto semántico e impulsado por nuestra natural necesidad de ponerle nombre a todo lo que nos rodea.
Tal como dice Juan Manuel mas arriba, lo que sentimos, lo que hemos vivido y todo lo que nos haya afectado… es real y compartido por todos nosotros; no es parte de la ficción ni es invento. No van a venir ahora a cubrir un elefante con una sabana y decirnos que “es ficticio”.
Personalmente me afectó mucho cuando mi psiquiatra mencionó que el TDAH está muy cercano al TAB-1, que tienen conductas en común, etc. Claramente hay un rechazo (social?) a ser bipolar; pero independiente de como se llame es algo que siento y vivo día a día.
Luxblu says
El que ha sufrido ese conjunto de síntomas cognitivos y conductuales
al que se les ha llamado TDA, aún sin saber que tenían un nombre, sabe
que es muy real.
Jose Luis says
Hola desde España. Debo decir, que todos los articulos que escribes en tu blog me han servido de mucha ayuda. Ya que soy anti-pastillas, solo las tomo cuando realmente me encuentro mal. Prefiero que sea la propia naturaleza la que actue, en cuanto a lo psicologico, me pasa lo mismo, creo que con constancia y trabajo todo se puede conseguir en esta vida, a unos les cuesta menos y a otros nos cuesta más, pero eso se trata de luchar….
Richard says
Muy buen artículo Juan! Yo tengo broncas con mi hijo de 12 años desde que cursaba 2º año de escuela! Lo he llevado a psicólogos, que no han estado capacitados para tratar el trastorno, al final terminé con un psiquiatra que lo medicó y no pasó nada! Actualmente no está haciendo terapia, pero resulta que la Directora de su escuela me pide que lo lleve a psiquiatra para que lo mediquen otra vez! Voy a tener que volver a llevarlo a una terapia, pero trataré de que sea con un buen psicólogo, porque no creo que la medicina le haga algo! Ya que estoy convencido de que su problema es psicológico y tiene que ver mucho su actitud y el poco esfuerzo que hace para concentrarse y prestar atención en clase! Saludos!
Carolina Agurto Flores says
Excelente artículo… hace poco más de un mes fui al neurólogo desesperada por mi falta de atención y frecuentes errores en el trabajo… y me diagnosticó TDA… tengo 25 años y ojalá me hubiese tratado antes, mi vida hasta hoy ha sido un caos. No me gusta sentirne enferma o deficiente por lo que agradezco mucho este blog ya que tiene información valiosisima.
Cenblu says
Me ha encantado tu artículo. Por mi experiencia personal, creo que las etiquetas nos sirven para planificar una serie de estrategias que ayuden a mejorar los posibles problemas derivados de las mismas. Creo que es un instrumento, no un fin en sí mismo. Lo importante no es tanto si es o no una enfermedad. Considerado dentro de un continuo y según su nivel de profundidad se puede vivir como una condición o como un trastorno en mayor o menor grado. Probablemente se esté diagnosticando en exceso y metiendo en un cajón de sastre otras problemáticas que preferimos mirar de lado, sobre todo porque vivimos en un mundo “impaciente”, donde la posibilidad de que una pastilla mágica solucione muchos problemas de los escolares, resulta muy seductora. En muchos casos será necesaria, en otros para nada. Al final, vivimos en una sociedad que tiende a la uniformidad, el sistema acaba sacudiéndose a los “diferentes”, esas otras inteligencias de las que se habla, pero que nuestro sistema educativo hace gala de no tener en cuenta. Creo, por tanto, que eso es lo verdaderamente importante, no cuestionarnos si es o no enfermedad. Hay muchísimos niños, jóvenes y adultos que necesitan un marco de referencia para comprenderse y comprender mejor lo que les rodea y como manejarse y organizarse en el mundo, con terapias, medicación…así que bienvenidas todas las cosas que ayuden a mitigar el sufrimiento, conocernos , valorarnos y salir adelante a pesar de ir a contracorriente.
Claudia Arenas says
Estimados
No se imaginan lo acompañada saber que hay personas aportando para nosotros los distintos gracias infinitas
Hace seis meses fui diagnosticada con TDA y tuve por q lo menos respuestas que busque toda mi vida.
Estoy en camino de ver mis opciones, aceptar y entender ; mi hijo de 5 años esta presentando ya sintomas, pero yo ya se que lo primcipal es entregarle mucho amor para que mantenga lo mas importante intacto SU AUTOESTIMA
Rebeca says
Ohhh es tan complicado =(. Ojalá hubiera cura, el no poder escuchar music al trabajar, el no poder poner atención a una conversación completa y que de repente me quede con cara de mmm “no entendí me lo repites nuevamente”, e infinidad de veces olvidar o perder cosas. Y el ser sumamente impulsiva
Alejandra says
Hola, quisiera saber por donde comienzo, tengo todos y cada uno de las caracteristicas de las personas con TDA, pero no he sido diagnosticada, en el colegio me iba mal, claro que cuando me enfocaba me iba bien, no fui a la universidad y estoy trabajando (ya tengo 44 años) mis relaciones no han sido de las mejores con los demás y están cada vez peor, siento mucha rabia y a veces me descargo con personas que obviamente no tienen nada que ver.
Bueno espero que alguien me oriente en que debo hacer.
Juan Sangüesa says
Hola Alejandra
El primer paso es una evaluación clínica con un profesional especialista para comprobar si efectivamente el TDAH es la causa de tus problemas.
Esto es importante porque hay muchas otras condiciones que pueden causar “síntomas” similares.
Una vez que averigües si el TDAH es el culpable de tus problemas, ya estarás en condiciones de dar el siguiente paso.
¡Mucha suerte!